SALUD INTEGRAL: SIN SALUD MENTAL
La frase: No hay salud sin salud mental, razonablemente aplicable en servicios de calidad y manejo integral del paciente, pero aún en espera de ser aplicado con todos los ciudadanos. La salud mental es fundamental, en lo relativo al bienestar personal, las relaciones familiares y el éxito en las contribuciones a la sociedad.
Esto no quiere decir que los trastornos mentales, entendidos como problemas de salud, sean igual que, por ejemplo, la diabetes. A ocurrido que este a veces erróneamente, se reduce la explicación del sufrimiento o malestar psicológico a un desajuste bioquímico cerebral, asemejándolo a lo que sucede con la insulina en el caso de una persona con diabetes. Es bien conocido que la salud mental está determinada por múltiples factores. Las presiones socioeconómicas persistentes y las desigualdades sociales constituyen un riesgo para la salud mental de las personas y las comunidades.
Las pruebas más evidentes están relacionadas con los indicadores de pobreza y con el bajo nivel educativo. La mala salud mental se asocia asimismo a los cambios sociales rápidos, a las condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación de género, a la exclusión social, a los modos de vida poco saludables, a los riesgos de violencia y mala salud física y a las violaciones de los derechos humanos. Hay también factores de la personalidad y psicológicos, así como factores de carácter biológico, que hacen a unas personas más vulnerables que otras a los trastornos mentales.
La salud mental se relaciona con el desarrollo de las sociedades así como de las ciudades. Una mala salud mental interfiere en la capacidad de aprender y de ocuparse productivamente de la propia economía; mientras, la pobreza aumenta el riesgo de contraer trastornos mentales y reduce la capacidad de la gente de obtener acceso a los servicios de salud.
Sabemos que la presencia de los trastornos mentales causa efectos y consecuencias a nivel socioeconómico y en el ámbito de los derechos humanos. Por ello, en VITA trabajamos para que las personas se recuperen con acceso a la salud, a la vivienda, al empleo y a la educación, y representamos al colectivo ante los Organismos gubernamentales y las Instituciones privadas, promoviendo su participación directa en la vida política, económica, social y cultural.
Las pruebas más evidentes están relacionadas con los indicadores de pobreza y con el bajo nivel educativo. La mala salud mental se asocia asimismo a los cambios sociales rápidos, a las condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación de género, a la exclusión social, a los modos de vida poco saludables, a los riesgos de violencia y mala salud física y a las violaciones de los derechos humanos. Hay también factores de la personalidad y psicológicos, así como factores de carácter biológico, que hacen a unas personas más vulnerables que otras a los trastornos mentales.
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